EN DEFENSA DE NUESTROS GANADEROS
El 14 de marzo del 2020 el Gobierno, mediante el RD 463/2020 nos confina en nuestras casas limitando nuestra capacidad de movimiento. Dentro de las actividades clasificadas como indispensables estaban los ganaderos. Éstos sí podían, y debían, ir a sus puestos de trabajo para que la industria lechera no se paralizara en nuestro país. En ese año tan atípico, con la hostelería cerrada, el consumo de leche se disparó un 7,1% gracias al espectacular aumento del consumo en los hogares. El sector mueve unos 13.000 millones de euros y genera unos 60.000 empleos. ¿Cómo puede ser que este sector, considerado imprescindible en época de emergencia y que genera tanta riqueza, esté siempre con el agua al cuello y perdiendo ganaderos año tras año? Según un informe del FEGA, en los últimos 7 años han desaparecido 5700 explotaciones, pasando de 16.928 a 11.228, lo que supone una disminución del 33,6% del total. La razón esgrimida por los ganaderos es, que el precio que reciben por la leche no cubre los costes de producción de la misma. Este motivo se ha multiplicado con la subida de los precios de los cereales y la energía, provocada por las incertidumbres actuales. Así pues, tenemos un sector estratégico para nuestra alimentación que está atravesando un momento muy delicado por el aumento de los costes y la poca capacidad de negociación de los ganaderos frente a las empresas de la gran distribución que dominan los mercados. Sin embargo, en este contexto tan convulso hay algunas razones para la esperanza. La primera es que, la disminución de granjas, de vacas y de litros de leche hace que exista un déficit de producción que no puede cubrirse con importaciones dado que, los países exportadores de leche se encuentran también ante una situación de escasez. Este déficit de leche da a los ganaderos, por primera vez en muchos años, más capacidad de negociación a la hora de cerrar los nuevos contratos. Así hemos visto cómo el precio que se paga a los ganaderos no ha dejado de subir en los últimos meses. Bien es verdad que esta subida de precios ha ido acompañada por la subida de los precios de la alimentación lo que hace que muchas vaquerías no hayan conseguido cubrir costes todavía. La segunda es, que parece que el desmesurado aumento de los precios de los cereales ha tocado techo y ha comenzado una paulatina disminución que, si se mantienen los precios de la leche, puede hacer que las vaquerías vuelvan a los números negros en breve. Para ello es imprescindible hacer una buena gestión de costes en la vaquería, conociendo con exactitud el coste de las raciones, buscando la eficiencia en las operaciones y teniendo una adecuada gestión de compras de materias primas. En esta tarea, el ganadero cuenta con la tecnología como aliada ya que le proporciona información muy valiosa para la toma de decisiones. En tercer lugar, el gobierno ha reconocido la excepcional situación del sector habilitando ayudas para mitigar los efectos de la crisis. En definitiva, el sector lechero español, que es un sector estratégico para la economía